¿Cómo adaptarnos a la nostalgia durante Semana Santa?
La Nostalgia, es el sentimiento de pena y tristeza provocado por la ausencia o pérdida de un querido, un bien o del pasado.
El ser humano es un ser de costumbres, cuando llega la Semana Santa, en cada lugar lo hacemos de una forma diferente y nos vamos preparando para realizar las tradiciones de siempre. Hay quien lo vive desde la Fe, y quién lo vive como el momento para descansar, reunirse con familia, amigos, …
Cada localidad, provincia, tiene su tradición (dulces típicos, se culminan los ensayos de las cofradías, bandas de música, …)
Son muchos años y muchas vivencias (desde la infancia) las que hemos tenido en este momento del año. Es lógico, que en llegando estas fechas, el sentimiento de NOSTALGIA nos invada por recordar todos estos recuerdos que en estos momentos es difícilmente realizar.
SENTIDOS…
Durante la Semana Santa, intervienen todos los sentidos:
– El olor a azahar, a lirio, incienso, el olor a ese dulce típico, …
– El sonido de las marchas procesionales, la “campanita”, …
– El sabor de los dulces y comidas típicas de esta semana mayor.
– La vista al ver las Cofradías en la calle, reencuentros con amigos, …
Todo este conjunto nos eriza la piel y hace de la Semana Santa una época muy especial.
La aceptación es fundamental para la adaptación a esta situación.
2º Año sin Semana Santa, ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer?
El hecho de ser el segundo año que no podemos disfrutar de la Semana Santa, puede provocar un sentimiento de pena y nostalgia.
Es inevitable no echar de menos tantas bonitas costumbres.
¿Qué hacer?
ACEPTAR que es un hecho puntual. La aceptación es fundamental para la adaptación.
Podemos vivirla de otras formas, obteniendo el lado positivo que nos ofrece, valorando la posibilidad de “celebrarla” de otra forma, con las posibilidades que nos permiten y sobre todo, con las medidas de seguridad que debemos de llevar a cabo para que el próximo año, podamos volver a vivirla como siempre lo hemos vivido.
No podemos lamentarnos y tener pensamientos tales como “¡Qué mala suerte!”, “¡Esto no se acaba nunca!”, “¡No puedo más!”, “Necesito volver a la normalidad”, “Ya no va a ser como antes”, “Tardaremos en volver a la normalidad”, … Todo esto provoca la no aceptación y por tanto, la dificultad de adaptación.
¿Qué no hacer?
Este año no puedo viajar, no puedo volver a mi pueblo
Si este es el caso, hay que plantearse un plan B.
Aceptando que el no poder este año, no es una catástrofe, ni lo más malo que nos puede ocurrir.
Simplemente, este año no se puede. Siguiendo la línea de lo que debemos hacer, en este sentido, es muy importante valorar otras cosas que antes no hacíamos durante esta época o, que llevábamos mucho tiempo sin hacer. El hecho de hacer algo diferente, no tiene por qué ser malo.
¿Es bueno recordar viendo imágenes, vídeos, de épocas anteriores?
Sí, no se trata de evitar, si no de afrontar y gestionar la realidad que en estos momentos nos ha tocado vivir.